Estar motivado por el ego en lugar del corazón resulta muy difícil para muchos de nosotros. Lo vemos con frecuencia (y lo reconocemos fácilmente como tal), por ejemplo, cuando una pareja se separa y en lugar de hacer del bienestar de sus hijos una prioridad (que estaría basada en la conducta del corazón), sólo pueden ver aquello que les lleva a una revancha (que estaría basada en la conducta del ego). Esto podría incluir tales sutilezas como no presentarse cuando les toca días de visita con los niños o no pagar la manutención de los mismos hasta que se lo obligue la ley, o negarse a tener contacto con los niños mientras están con la pareja y sólo tener una relación con los niños cuando están físicamente juntos, continuamente hablar mal de la ex-pareja, o retener deliberadamente a los niños de alguna manera de la ex-pareja, hacer que las llamadas telefónicas sean difíciles, y obstaculizar las visitas de la manera que sea. Tal tipo de padre o madre puede llevar a cabo una batalla enconada por la custodia, y luego dejar a los niños al cuidado de una niñera, en caso de ganar. O puede dejar a los niños un fin de semana con la ex-pareja con la ropa equivocada o poca ropa, para asegurarse de que el padre que no tiene la custodia tenga que gastar más dinero y tiempo durante las pocas horas que tiene con los niños. Existen tantas modalidades de este tipo de comportamiento, como hay mentes imaginativas. El resultado final, sin embargo, es que los niños nunca ganan. Incluso la persona con una conducta basada en el ego no gana, porque de alguna manera, en algún momento va a pagar un precio.
Pero me parece que tal vez somos algo más ciegos en reconocer la conducta basada en el ego en relación a conceptos como el orgullo y el honor y conceptos aún más nebulosos que de alguna manera involucran fariseísmo como: tú estás equivocado y yo tengo razón. Tú me has insultado, y crees que yo te he faltado el respeto, y ahora los dos perdemos completamente de vista el hecho de que más allá de todo esto en realidad nos une el amor. Esto sucede a menudo en las familias. He tenido clientes que vienen a verme viviendo un distanciamiento de sus padres o hijos desde hace años, incluso décadas. Y cuando me cuentan lo sucedido se ve que a menudo es un caso de que el ego individual es más fuerte que el amor. O puede suceder que la persona con este ego simplemente no sabe cómo soltar el ego para permitir que reine el amor. No saber cómo conseguir esto es un factor enorme. Incluso si una de las dos partes opera desde el corazón, si la otra parte continúa en su ego, la persona basada en el corazón puede que sea incapaz de romper la cáscara. Y por supuesto también es posible que ambos provengan del ego, y ninguno de los dos deja que el amor sea el factor decisivo.
La manera en que esto sucede es relativamente fácil de entender: perdemos de vista lo que es importante y nos mantenemos en un lugar donde la mayor importancia - un valor mayor - se le da a algo que tiene que ver con el orgullo y el honor, o en tener razón, en lugar de amar. Aquél se basa en el ego; éste se basa en el corazón.
A menudo también sucede con padres y adolescentes, sobre todo cuando los adolescentes están en ese momento de sus vidas que los psicoanalistas solían llamar Sturm und Drang, que prefiero llamar: "el momento en que cambian a ser extraterrestres". Y por tanto cuando padres vienen a verme en ese momento de la vida de un adolescente y me piden que "arregle" a su hijo, tiendo a recomendar que busquen comunicarse mejor con el/ella - con mayor énfasis en el corazón que en el ego. Y aliento a los padres a ejercer su papel como padres (que es, de hecho, un concepto válido incluso cuando los padres están en la edad media o avanzada y los adolescentes ya no son adolescentes, sino que tienen 30 o 40 años), demostrando que ellos son los maduros (para que esto funcione, ellos -los padres - en realidad deben ser los maduros, y eso lamentablemente a menudo no es el caso). Esto implica hablar con sus hijos de una manera que les recuerde (o quizás claramente señalen por primera vez) que lo que a ellos (los padres) realmente les importa es el amor que existe entre ellos y el hijo, a diferencia del asunto bajo discusión - sea lo que sea dicho asunto. Y con que todos mantengan los ojos fijados en el amor, el asunto puede ser resuelto más fácilmente. Esto es conducta basada en el corazón.
Para que la conducta basada en el corazón prevalga en tu vida, ser consciente de ti mismo es de suma importancia. Añádele además la plena aceptación de responsabilidad total de ti mismo. Todo esto se relaciona estrechamente con la madurez emocional. Y una vez que lo hayas conseguido, te darás cuenta rápidamente cuando reviertes a una conducta basada en el ego, y entonces te será posible moverte igual de rápidamente en la dirección opuesta a la conducta basada en el corazón. ¿Cómo podemos esperar que haya paz en ninguna parte del mundo, si ni siquiera podemos lograrlo en las relaciones que tenemos con aquellos que están más unidos y cercanos a nosotros: las personas que amamos?
Y por último: no perdonar se basa en el ego. Perdonar se basa en el corazón.
